RENATA MARTÍNEZ

LA CUEVA DE LOS SUEÑOS OLVIDADOS
Werner Herzog es un director conocido por tomar decisiones arriesgadas en los temas y desarrollo de sus productos audiovisuales. Tal es el caso de La cueva de los sueños olvidados, un documental único que nos transporta a una recinto oculto al sur de Francia preservado por 20,000 años. A pesar de que el lugar fue restringido para el público en general, en 2010, al ver la magnitud de dicho tesoro arqueológico, el gobierno francés dio acceso exclusivo a Herzog, su equipo y un grupo de especialistas que serían parte del documental. Es así como los espectadores somos parte de este recorrido visual, guiado por el mismo Herzog como narrador y explicado por diferentes especialistas que destacan el hecho de que esta cueva contiene las primeras creaciones artísticas de la humanidad.
El desarrollo visual del documental es una mezcla de primeros planos de las pinturas, planos generales del exterior de la cueva, cámara en mano del recorrido en el interior, entrevistas de plano medio dentro y fuera del escenario principal y animaciones comprensibles de la construcción de la cueva. El ritmo de los diferentes planos es fluido, casi como un ciclo que nos lleva de la cueva, a una entrevista, a un paisaje, a una pintura y de nuevo a recorrer la cueva. En el terreno auditivo, la voz de Herzog toma el papel principal, fungiendo como el narrador que nos aclara todos los aspectos que resaltan en este descubrimiento. Aunado a esto, la música primitiva acompaña siempre a las pinturas, creando un ambiente apto para la comprensión y desarrollo del tema y haciendo sentir al espectador la importancia de apreciar este lugar olvidado.
Me parece que para crear esta clase de producto se necesita mucha paciencia y planeación, siendo que es un lugar frágil y de prioritaria preservación. El acceso, a pesar de ser exclusivo, era limitado y sabiendo el contexto del lugar, las dificultades que se podían presentar serían un obstáculo para el equipo. Sin embargo, Herzog logra dirigir un documental que, como él mismo descubrimiento, se debe apreciar y admirar como un recorrido acertado dentro de la mente de una cultura que utilizó el arte como principal medio de expresión.